viernes, 21 de septiembre de 2007

De vuelta

Hace tiempo que no escribo, es que en “la brousse” (como llaman aquí a todo lo que no sea Bamako), los accesos a internet son bastante escasos, y cuando existen, necesitas a mère courage.

El viaje aquí para mí esta hecho de una sucesión de subidones y bajones de ánimo.

Te puedes encontrar en situaciones mágicas, sea por estar en una moto cruzando un paisaje digno de Out Of Africa, esperando que en cualquier instante aparezca un elefante o una jirafa, y casi te saltan las lagrimas de la emoción. Todo esta muy muy verde porque es la epoca de las lluvias, el rio esta gigante y los baobabs te hacen soñar. También te encuentras jugando con unos niños que se pelean para peinarte porque nunca han tocado un pelo como el tuyo. Les enseño una mini harmónica que me ha regalado xabi y se ponen a tocar durante horas, y las niñas mas tímidas al principio no se atreven a sonreirte y luego no te pueden soltar.

Lo mas divertido son los mas pequeños, que nunca han visto a un toubab (un blanco) y que se ponen a llorar a que se echan a correr para esconderse cuando te ven aparecer.
Otros momentos de felicidad son cuando te paseas por el barrio y te paras a hablar con la gente que hace tareas varias en la calle. Unos se duchan con un cubo de agua, otros esta planchando con una plancha de carbón, los otros están rezando en sus alfombritas, otros jugando el fútbol, las mujeres pegan el mijo o están trabajando la tierra, muchos barren con mini escobas (las mujeres se pasan la mitad del dia agachadas), las mujeres dando de comer a sus mil hijos, los padres cosiendo, Mohamed el de la tienda de ultramarinos esta siempre sentado en su silla hecha de cables de plástico y no se entera de nada cuando le hablo. Y la vida se hace así, en la calle, a la sombra de un gran arbol, cada uno con su tarea doméstica. Y yo parando a charlar con uno y con otro.

Y a esos momentos tan mágicos y diferentes suceden los momentos de agobio. El viaje se hace a veces una pesadilla si recorres distancias muy grandes. Los autobuses no tienen aire acondicionado ni ventanas, y estas metido en una sauna durante diez horas, con un conductor que para en cada aldeita para que 50 niños suban al autobús a venderte huevos o melones. El culo pegado a un asiento de terciopelo asqueroso. Te juro que acabas casi con quemaduras en el trasero...Alguna vez se me ha hecho absolutamente interminable...
O bien la espera de los pequeños autobuses, que no salen hasta estar totalmente llenos. Y llenos quiere decir que si hay 20 asientos, tenemos que ser 35 para que salga. Dios sabe como conseguimos caber.

Y por supuesto estas imágenes de miseria te rompen el alma, no hace falta describirlo porque todos sabemos como es, pero es al hablar con algunos de ellos que a veces sientes como el corazón se te parte en trocitos. Todos se quieren ir de aquí. Todos hablan de España, el nuevo el dorado, la nueva gran esperanza. Los emigrantes les hace vivir, un emigrante hace vivir pueblos enteros de 60 familiares. Y ellos también quieren irse, preguntan información todo el rato, para valorar si es muy arriesgado intentar el viaje. El estado es tan corrupto que no hay nada que hacer. Si uno quiere salir adelante legalmente, es casi imposible.

1 comentario:

zetzet dijo...

interesantísimo este artículo! me gustaría ver la cara de esos niños viendo por primera vez alguién de piel blanca, con esa melena extraña! qué deben pensar de nosotros, qué somos más feos que un frigorífico por detrás, no ? please let me know ardilusss, un beso y sigue escribiendo asín, con todo estos artículos podremos publicar un best seller de antropología de primer orden! PD: te mendo en el proximo mail el spain input que no me cuadra, je, je, je!